DESDE UNA PERSPECTIVA PSICOSOCIOLÓGICA, la decisión del gobernador del departamento de Amambay, Abg. Juan Silvino Acosta, de conmemorar el aniversario del Partido Colorado (ANR) con una donación masiva de alimentos a más de 6000 personas en lugar de organizar la tradicional fiesta popular tiene implicaciones sociales y simbólicas profundas.
En primer lugar, la acción de proporcionar un plato de comida a una cantidad significativa de personas, particularmente a niños en comedores comunitarios, puede interpretarse como una respuesta a las necesidades básicas insatisfechas de una población vulnerable. Este gesto, aunque valioso en su impacto inmediato, revela una carencia estructural más profunda relacionada con la pobreza y la inseguridad alimentaria, que afecta no solo a los beneficiarios directos, sino también a toda la sociedad. Ofrecer alimentos a los niños por un día subraya la urgencia de abordar la desigualdad y la precariedad, pero también pone de relieve la insuficiencia de soluciones a corto plazo en un contexto donde, hay que señalar que, la alimentación es una necesidad diaria y no ocasional.
La acción del gobernador puede generar dos efectos en la población. Por un lado, crea una imagen positiva de solidaridad y empatía hacia los sectores más necesitados. Desde una perspectiva simbólica, esta acción podría fortalecer el vínculo emocional entre los líderes políticos y las comunidades más desfavorecidas, al presentarse como una figura paternalista que vela por el bienestar de sus ciudadanos. Sin embargo, esta misma acción puede ser vista como un paliativo temporal, que invisibiliza el verdadero problema: la falta de políticas públicas sostenibles que garanticen el acceso constante y adecuado a los alimentos para toda la población. Es decir, la comida de un día no resuelve la realidad de hambre y malnutrición que miles de personas enfrentan los otros 364 días del año.
La celebración de un evento de carácter partidario a través de una donación alimentaria también tiene un componente político. En una sociedad como la de Pedro Juan Caballero, caracterizada por altos niveles de pobreza, acciones como estas pueden ser percibidas como intentos de consolidar poder político a través de la asistencia, generando una relación de dependencia entre los ciudadanos y las figuras políticas. Este tipo de dinámica puede reforzar la percepción de que los beneficios sociales están vinculados a la lealtad partidaria, lo que debilita el concepto de derechos ciudadanos universales y fortalece una cultura política clientelista.
En conclusión, si bien la acción del gobernador es loable en términos de asistencia puntual, la crítica psicosociológica apunta a la necesidad de desarrollar políticas estructurales que garanticen una alimentación digna y constante para todos los habitantes, especialmente para los sectores más vulnerables. El hecho de que esta acción tenga lugar en un solo día no debe hacernos perder de vista que el problema de fondo requiere una intervención permanente y multifacética. Las soluciones a largo plazo, como la creación de programas integrales de seguridad alimentaria, son esenciales para romper con el ciclo de dependencia y pobreza que afecta a tantas comunidades en Paraguay.
Fuente. Rosalino Giménez.
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