Como un mineral esencial para la síntesis de las hormonas tiroideas, la regulación del metabolismo y el óptimo desarrollo cerebral define el Ministerio de Salud al yodo.
La ausencia de este alimento puede conducir a enfermedades como el bocio, la alteración del lenguaje, retraso mental, crecimiento deficiente, alteraciones de audición y cretinismo, también llamados desórdenes por deficiencia de yodo. En el caso de las embarazadas, corren mayor riesgo de abortos y muerte fetal.
Sin embargo, ningún extremo es bueno y el consumo en exceso también puede representar un peligro para la salud. La cantidad diaria no debe superar los cinco gramos.
Con estos cuidados, se pueden prevenir las enfermedades crónicas no trasmisibles y el hipertiroidismo inducido por yodo y enfermedad de Hashimoto.
El Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN) lleva adelante el Programa Nacional de Control y Prevención de los Desórdenes por Deficiencia de Yodo (DDY) del Paraguay que busca lograr la yodación universal adecuada de la sal de consumo humano, animal y de la industria alimenticia.