El país registra casi 40.000 contagios y 3.394 muertes por el coronavirus, mientras que otras 2.135 personas han fallecido probablemente por COVID-19, según datos oficiales.

El ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, dijo en una intervención televisada que “lo peor está pasando, lo estamos superando”, al señalar que en Guayaquil -la ciudad más afectada por el virus entre marzo y abril- se redujo la ocupación de hospitales y en otras urbes la curva se mantienen a la baja.

La capital Quito ya superó el pico de contagios, pero aún hay una elevada demanda de atención médica, mientras que dos ciudades en las Islas Galápagos se declararon libres de COVID-19, según Zevallos.

Ante este escenario, el presidente Lenín Moreno dio paso para que empresas y fábricas retomen su actividad en condiciones más relajadas y con protocolos específicos para trabajadores y clientes, incluidos los aeropuertos del país.

El Gobierno además bajó el número de horas de un toque de queda, que desde el lunes será únicamente en la noche, y redujo las restricciones para circulación de transporte público y particulares ante la mayor actividad comercial. El uso de tapabocas es obligatorio.

“El cambio de restricciones permitirá avanzar con cautela hacia la reactivación económica”, dijo Moreno la noche del domingo en su cuenta de Twitter.

Los aeropuertos de Quito y Guayaquil retomaron los vuelos comerciales locales e internacionales de manera paulatina con una operación del 30% de frecuencias, en medio de estrictas medidas de bioseguridad. En esta semana ambos aeropuertos recibirán sus primeros vuelos desde Estados Unidos.

En varias ciudades del país, incluida Guayaquil, se autorizó la reapertura de restaurantes con el 30% de aforo de su capacidad. Mientras que Quito relajará su estricta cuarentena a partir del miércoles, pero aún mantendrá suspendida la jornada laboral para los funcionarios públicos.

Las escuelas y colegios continuarán cerradas, así como bares, cines y gimnasios. El paso por las fronteras terrestres sigue restringido.